No tendré la estampa de un toro sombrío
que va con la frente henchida de muerte
ni la corpulencia de un macho cabrío
acaso, tal vez, un tipo con suerte
que se coloca cuidadosamente
el plateado sombrero de la luna
un hombre sin dinero y sin fortuna
que cayó en blandito y delicadamente
en el tibio regazo de una musa
que sé yo, suiza, mexicana o rusa.
Sí, presa soy del párpado sangrante
de las barcarolas y de la poesía
canto y sueño en el solar del medio día
alma tan feliz, siempre muy campante.
......
miércoles, 1 de junio de 2011
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