Y si me preguntaran qué ha sido de mí
durante el degüello del cordero,
la profanación de mi cuerpo
y la ocupación de mi territorio,
les diría que mi vida ha sido el simulacro
de un renacuajo que cambia de piel,
del indio que gravita en este escarbadero de murciélagos
humilladero de sombras,
desfiladero de ánimas.
Que mi vida ha sido hijastra de la maldad,
que no ha podido mellar el filo de mi palabra
ni apagar el fuego vivo que aviva mi memoria
ni sojuzgar el cosmos profundo de mis antepasados.
Si me preguntan qué ha sido de mi
durante este malacatonche de zopilotes en vuelo
les contestaré que mi vida ha sido el canto vivo
de mi raza de agua, de barro y de bronce
de mi linaje de luna, volcanes y yerbas
de mi estirpe invencible que acopia
cordilleras, mares y bosques
en la ternura de las nubes que vagan
por el mundo en pos del nexo con lo perdido
y con la nueva primavera que vendrá
porque claro que vendrá
revoloteando auroras para deshollinar
canallas con la miel del copiw
y con la savia de los canelos
para colgar sus pieles de verdugo
en los zarzales de sus propias
infamias.
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lunes, 24 de mayo de 2010
EL DEGÜELLO DEL CORDERO (Con amor, al Pueblo Mapuche)
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