Vi gladiolas como saxofones o clarinetes tocando un bellísimo concierto de flores. Flores grandes, pequeñas, pequeñitas, despiertas y dispuestas en ramos y coronitas. Vi miles de flores vivas que le daban vida a lo sin vida que gobernaba el Eluwún, la ceremonia del entierro, una ceremonia nada ceremoniosa donde había un barullo de flores respondonas, achispadas y jubilosas, porque había magnolias color de leche y nomeolvides de presencia azul, se olía los aromáticos heliotropos, y se escuchaba un soneto de rosas multicolores, también se acumulaban montoncitos de acacias ocres y sonaba un jolgorio de orquídeas purpúreas, blancas y rosadas, reinaba una espesura de violetas color violeta, albas azucenas, tulipanes cárdenos y alcatraces olorosos color de nube, había también nubes como girasoles, floripondios como campanas amarillas, vi toda la flora de la tierra que resplandecía en una noche buena de crisantemos y gente que no llora por su muertos, en una noche de luto alegre porque los muertos vuelan como mariposas, como flores que caminan hacia las alturas del Wallmapu, al Wenumapu, a la patria donde habitan los conocimientos, porque los mapuche no mueren, la muerte de la vida es sólo una transición hacia otra vida, hacia otro espacio que son los sueños, el lugar donde viven los antepasados.
-----
Mostrando entradas con la etiqueta alcatraces. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta alcatraces. Mostrar todas las entradas
domingo, 13 de junio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)