viernes, 30 de abril de 2010
Y AQUÍ EN ESTA TIERRA...
de prodigios tempranos
me restriego los ojos de
tanto asombro,
parpadea mi bosque
de tanta vida,
como un día cualquiera
en esta sombra
en esta niebla
en este sol
en este palo de lluvia
en estos labios húmedos
que chorrean lava y nieve
por sus comisuras.
La cordillera que se desprende
desde el espejo de un volcán
me habla de historias
de lonko y machi
de hombres y mujeres
que se desgajaron de su costilla
siguiendo la voz del Walmapu
del hombre sabio y guerrero,
conducidos por el Ngen Rüpu,
entrelazando las palabras sagradas
con sus manos engabanadas,
tomando mate, tomando aliento
tomando viento, tomando sueños
tornando una nube de banderas
en lanzas de fuego y hachas puño
para defender con su vida
la tierra madre
en nombre del padre, del hijo
y del espíritu Mapuche.
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jueves, 29 de abril de 2010
Y TODOS ME LO PREGUNTARON... ¿QUÉ HAGO AQUÍ?
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domingo, 25 de abril de 2010
NO HAY QUE SER DE MUCHO CACUMEN
No hay que ser de mucho cacumen para entender las veleidades del clima, el viento, el relámpago, el humo y sus virtudes, la lluvia y sus manos frías, las alitas rojas del copihue, el vuelo del cóndor, y el tricahue, la serenidad del río Cautín o el halo mágico del Bío Bío, para ello, sólo abrir los sentidos de par en par y sentir, vivir, palpar la piel de Temuco como si fuese el cuerpo de una mujer, transitarlo como se recorre el fino torso de la amada; evocar la epopeya de Alonso de Ercilla, pero también ponerse trucha, pelar bien los ojos y darse cuenta que la historia ya dio la vuelta y ya no es lo mismo Lautaro, Caupolicán, Tucapel, Galvarino, Colo Colo, héroes de la resistencia indígena, símbolos de la independencia y la dignidad, que derramaban valor por toda la Araucanía como si regaran sangre, ojos, sueños, flores, crisantemos, o un ramo de girasoles en la cumbre de la libertad, como si dijeran por aquí no pasan, porque aquí es el confín, la frontera y de aquí para allá es nuestro, y de allá pa más allá pueden ruñir, saciar su sed polvodeoro, su ambicio-nada codicia de riquezas, que nosotros tenemos algo más valioso que el oro y los metales del infierno, tenemos la fertilidad del sol y del agua, el catabático viento austral de la antártida, el ábrego y el favonio, el acorcelado camino de las nubes, el tutelar curso de los ríos, la orientación de la luna y las estrellas, la tierra y sus semillas divinas, la montaña y el ciervo, tenemos la riqueza de los sueños y el espíritu, porque somos distintos a la mezquindad y la arrogancia, somos mapuche, somos gente de la tierra, somos espíritu, somos lengua, somos hombres y mujeres apegados a la independencia y adictos a la libertad, lejos de la barbarie y sevicia de los conquistadores. Y como si dijeran eso los mapuche de ora ya no son los mismos de antes porque los de endenantes ya los convirtieron en calles, fechas y en equipos de futbol. Pero siguen siendo los mismos porque piensan igual que los de antes, entibiando la piel de la tierra a fuerza de auroras mapuche, porque no podrán, en verdad no exterminarán a mis padres que encontraron en el silencio de las flechas y el hacha luz, el verbo fuerza, el ojo lanza, la nieve aguila, el agua fuego, la victoria de la tierra.
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Y YO ACÁ Y TÚ ALLÁ CON TU VOZ DE CALANDRIA Y TERCIOPELO
Y YO ACÁ Y TÚ ALLÁ CON TU VOZ DE CALANDRIA Y TERCIOPELO
Acá, Temuco, Chile, 7º C aproximadamente, frío, pero de veras frío; allá, mi patria, cálida, pero cálida en toda la extensión de su mirada. Acá, acercándome más a la Araucanía, al País Mapuche (y todo acercamiento produce afecto), empezando a querer esta tierra, este clima, esta gente, a platicar con ella, a conversar con su naturaleza manejando el lenguaje universal de los sentidos y las sensaciones; y desde acá, extrañando mi tierra, muy de lejitos, más lejos que cuando me encuentro en Chapingo, intentando verla, escucharla, palparla, sentir en mis oídos su aterciopelada voz de calandria y cenzontle, atrapar los murmullos de su piel de maíz y trigo. Acá lluvia, mucha lluvia, de todos los tonos y de todos los montes, a todas horas, ¡órale!, yo con mi paraguas, la mayoría de la gente sin ella, porque la lluvia es fina, muy fina, que unas veces viene de Norte a Sur, otras de Este a Oeste, no es todavía el chorreante aguacero de Texcoco, es una llovizna tenaz pero no impertinente. En fin, y allá, sol, mucho sol, muchas risas, más allá que acá. ¿Eh...?, un cortejo con unas 50 personas, sólo la esposa llora, poco drama, es un sepelio gris y como en muchos sepelios empieza a llover. Entran a la iglesia, me desentiendo un poco/mucho del cortejo. Mero enfrente de donde vivo está la iglesia. Sigo escribiendo. Me empiezo a acostumbrar. Buen trato el de los chilenos. Ayer tomé posesión de mi cubículo en la Universidad de la Frontera, la UFRO. En la noche me invitaron a un bar, Guillermo Williamson, gentísima persona, y Jaime, el rector del Centro de Capacitación y Formación de la UFRO. Charadas, risas, buen rato: vinos, el Chavo del 8, ¡chale!, México, ¡aaah!, Los Charros de Lumaco ¡órale!, Brasil, José Alfredo, Lara, Lucho Gatica, Julieta Venegas, ¡ah caray!, futbol (el Chupete Suazo, Marcelo Salas, Zamorano, Quintano), y tantas cosas. A toda madre. Me siento un privilegiado. Soy un privilegiado.
Y mi Patria, allá, tan llena de sí, tan llena de mundo, tan llena de México, recogiendo, tejocotes y capulines; duraznos, fresas y frambuesas de los campos salpimentados de coches y alucines, y yo, tan acá que es más allá de Centroamérica ydeColombiayVenezuelayPerúyBolivia juntos, y más allá de Santiago de Chile, hasta acá en el País de los Mapuches que casi es lo mismo que la Araucanía pero que no es lo mismo, porque tampoco es lo mismo que Chile, pero que también es Chile, ¡que enredado!, porque los mapuches radicales reivindican esta tierra como "La gente de la tierra", porque eso quiere decir Mapuche (Mapu: tierra y Che: gente), y la reclaman para ellos, porque de ellos siempre fue. Lo fue desde antes de la llegada de los españoles, lo fue durante el período de la Conquista, lo fue durante la época de la colonización, lo fue antes que se formara la nación chilena y la argentina, lo fue durante 300 años en que resistieron a los conquistadores y nunca jamás ellos pudieron atravesar la Frontera del país mapuche para ocuparla y no fue hasta que el Estado chileno (y el argentino), a mediados del siglo XIX, con su ejército comenzó las expediciones punitivas a la región donde los sueños se anticipan a la realidad, porque en verdad los sueños son la palabra de los antepasados que se transmite por las noches, cuando el mapuche duerme, y entonces, decía yo, no fue hasta que esos ejércitos entraron sembrando dolor, tragedia y lágrimas para consumar en 1881 el despojo de sus tierras en un proceso “civilizatorio” destructivo, cruento y sanguinario. Y tú allá y yo acá... extrañándote con todos tus llanos, tus calores, tus indios, tus lenguas y tu música por más que aquí se escuche un madral de canciones mexicanas, y haya charros y mariachis, pero no tus nopales y magueyes, ni tu chile ¡vaya!, y sin albur, en este país que es todo Chile, sorprende que no haya chile, ni tus tortillas ni pan de dulce, ni tus tamales y tus tlacoyos, tampoco tus muertos, ni tu pobreza ni tus cuetes ni tus iglesias ni tus fiestas… Porque estoy en Temuco, al que ya empiezo a querer, porque como dije antes: todo acercamiento produce afecto… y como que siento que ya lo quiero, deveritas.
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