Mira mi voz lentamente
camina en el espejo de un iceberg
haz de silencio
has del silencio
un despeñadero de cerdos
aletea como murciélago
la sangre seca de un olvido
mientras el cielo se hace añicos
como el ladrido de un perro
que se revuelca de dolor.
No pasa nada, solo
un hombre sucio recoge,
en una playa despoblada,
después del maremoto,
una estrella ciega
la mutilada cola de una sirena
el colmillo de un caballito de mar
y la concha de un cangrejo
cuajando en el vertedero
de una lágrima
la soledad del mar
y el imperio
de un mendrugo.
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martes, 31 de agosto de 2010
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