¿A qué horas se nos perdió el sendero
que conduce al jardín de la utopía?
¿En qué momento se nos escapó
de las manos la piedra filosofal
que apacigua los demonios
de la existencia?
¿Acaso fueron los impostores
que llegaron babeando sangre
por sus belfos descarnados?
¿Quién nos arrebató el Santo Grial
que prodiga los saberes y milagros de la vida?
¿Fueron acaso aquellos falsos centauros
que además de la pólvora, las tizonas
y las culebrinas, cargaban con viruelas,
gripes y tifus como armas letales?
¿Fueron aquellos embusteros iconoclastas
que pisotearon nuestros dioses,
destruyeron nuestros templos,
quemaron nuestra lengua
para imponernos su verbo
sus blasfemias y sus profetas?
¿O fuimos nosotros mismos que,
a través de la historia,
no hemos podido resistir tantas iniquidades
de los ruines, los viles y los canallas?
martes, 21 de diciembre de 2010
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