INSTANTE DE FUEGO
En una tarde de almas rotas
el relámpago cruje
una tempestad de liebres,
el agua fría enfría mi rostro
y como un trinar de agujas
se clava en mi espalda,
y en mis brazos que tiritan asustados.
Veo la lluvia, torrente de reflejos,
que se estrella en un amate
y labra la tierra como un pergamino,
mientras los alfanjes plateados
rajan el cuello del cielo obscuro
como un parpadeo de fuego vivo.
Tiempo roto, titilar de soledades,
sombra amarga,
el mundo es un ciego
que camina dando tumbos
con su bastón de agua,
su mugrosa capucha gris
y un rostro de mil rostros
sin piernas ni cabeza
mero cuerpo sin huesos
masa informe, río sin luz.
.........
sábado, 12 de febrero de 2011
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